viernes, 23 de septiembre de 2011

Ella (2)

... tan rápidamente como su cuerpo lo dejaba dio un salto de la cama, volviéndose enérgicamente y pasando las palmas de las manos sobre las arrugas dejadas.
La excitación del momento se hacía patente, no podía dejar de temblar. La entrega era inminente y así lo notaba.
Dispuso un pequeño fragmento del suelo para clavar sus rodillas y enmudecer. Apartó con el pie la cortina, puesto que tenia que ser lo mas alejado de la puerta posible y allí se arrodilló gustoso a dejar de ser y ser todo.
Los dedos de sus pies descansaban en el suelo, sus tobillos soportaban el peso. Las rodillas empezaban a doler... tan magnífico dolor como bello el momento. Su miembro protuberante sobresalía de la silueta buscando cobijo, los pezones apuntaban firmes. La barbilla, como Ella le había indicado, pegada al cuello y los ojos cerrados, encendidos dentro... brillantes de expectación en sus guaridas.
Ya no era el, ya no era nada.
Al fondo se oye un inapreciable "clic", "ahí llega mi Dueña", pensó...




Asoma la mirada, hace un examen rápido a la habitación. La penumbra la envuelve.

Una cama grande con dos almohadones blancos la preside, impecable y sobria. La pequeña maleta de el se acomoda en una silla y un cuerpo se atisba al fondo de la habitación.
Despacio, saboreando el momento y embriagándose de la fragancia que de el emana va adentrándose en ella. Cada paso la hace mas certera de su posesión y sonríe en su caminar.
Para su trayecto a escasos centímetros, lo nota tembloroso. Puede incluso descubrir diminutas gotitas de sudor que sus poros expulsan, quizá debido a la excitación, puesto que con una simple ojeada puede observar que la habitación se encuentra a 21º, satisfecha con el cuidado que ha tenido de encender el aire acondicionado vuelve a lo que estaba mirando, Su siervo...